COMENTARIOS

SI QUIERES HACER ALGÚN COMENTARIO, LO PUEDES ENVIAR A ESTA DIRECCIÓN. leyatraccionexperiencia@gmail.com

lunes, 8 de abril de 2013

TU PROPÓSITO DE LA VIDA


"Volverás a disfrutar, cuando descubras que el sentido de tu vida, será el que tú le quieras dar"




LO VISIBLE Y LO INVISIBLE

Considera por un momento el mundo de la forma que ves a tu alrededor, incluido tu cuerpo. ¿Cuál es la
causa de todo lo que observas? Contempla quién es el que observa y toma nota de todo el «material». ¿Quién es ese invisible «Yo» dentro de todos los tubos, huesos, arterias y piel que constituyen tu forma física? Para conocerte auténticamente a ti mismo, tienes que comprender que todo aquello que observas a tu alrededor fue y es causado por algo que existe en el mundo de lo invisible. Ese algo es el mundo del espíritu.
Al observar un roble gigantesco, pregúntate qué hizo que el árbol se convirtiera en lo que es ahora. Empezó
a partir de una diminuta bellota, un joven plantón que creció hasta convertirse en un poderoso árbol. Tu mente lógica y racional te dice que dentro de aquella bellota tuvo que haber algo parecido a la «arboridad».

Lo único que encuentras es una masa de materia amarronada, de polvo en reposo. Si examinas más atentamente esa masa amarronada que constituye la bellota, encontrarás jirones más pequeños de materia amarronada, hasta que en último término descubrirás moléculas característicamente «abellotadas». Luego encontrarás átomos y después electrones y partículas subatómicas, hasta que finalmente encontrarás lo más pequeño posible con ayuda de un potente microscopio. Aquí descubrirás que no existen partículas, sino ondas de energía que van y vienen misteriosamente.

Tu conclusión será que la bellota y el árbol tienen un creador invisible e inconmensurable, llamado espíritu o
alma por aquellos de nosotros que necesitan clasificar estas cosas. La fuente de todo, por tanto, es una no cosa, ya que no se encuentra en la dimensión de lo mensurable.

Este mundo invisible que es la fuente del mundo de lo que se ve, es también la causa original de tu existencia. Obsérvate científicamente a ti mismo y descubrirás que no eres tu propia creación. Si no te has creado a ti mismo, ¿qué es lo que te ha creado?

Podemos remontarnos a la concepción y explicar la creación como una gota de protoplasma humano que
colisiona con otra, y que tiene como resultado tu apariencia en forma de una diminuta mancha que creció hasta convertirse en el cuerpo que eres ahora. Pero, si reflexionas un poco más sobre esas gotas de protoplasma humano y aumentas la potencia del microscopio, y si haces lo mismo con la mancha que fue tu primera experiencia de forma, descubrirás la misma verdad que definió a la bellota. Al principio eres energía, una energía que no tiene dimensiones, que no está en el mundo visible. Ese es nuestro yo original. Es una potencialidad, no un objeto. Una «atracción futura» si quieres, el potencial de convertirte en algo y dejar de ser una no cosa.

De un modo u otro, todo el mundo cree que tiene un alma o un espíritu, pero que no es importante para la
vida cotidiana. Puede llegar a ser realmente significativo, sin embargo, después de que muera el cuerpo. Aquí adopto una postura diferente, que constituye el núcleo de este primer principio de la manifestación. Te conducirá a tu yo superior y luego a la capacidad para vivir una vida milagrosa de cocrear con Dios tu estado ideal del ser.

Además, este espíritu es permanente e incapaz de perderse o eliminarse. Tu destino es el de convertirte en cocreador con Dios y atesorar la santidad de todo lo que existe en este mundo de la forma que llamamos hogar, pero que en realidad sólo es un lugar de paso transitorio.

Tu capacidad creativa se origina en la mente invisible. Se inicia en el mundo invisible de las ondas y la energía. Así sucede también con los planetas, las estrellas, las flores, los animales, las rocas, tú mismo, tus
posesiones, tus creaciones..., todo, sin excepciones. Examina cualquier cosa y descubrirás que en el núcleo no hay forma, sino sólo una cualidad invisible que le hace llegar desde el mundo de lo invisible al mundo de lo observable.

Es este mundo de lo invisible lo que quisiera que consideraras a medida que lees estas palabras. Imagina que hay dos mundos en los que coexistieras en todo momento. Mira ahora a tu alrededor, al mundo de la forma.
Mira luego dentro de ti mismo para darte cuenta de que ahí comienza la dimensión invisible, la que ni siquiera
estamos cerca de comprender.

Luego, da el gran salto hacia la conciencia de que eres simultáneamente estos dos mundos. No estás separado del mundo de lo invisible más de lo que lo estás del mundo de lo visible. Eres una combinación de
ambas cosas en todo momento de tu vida, aun cuando hayas terminado por creer que resides exclusivamente en el mundo de lo visible, y que lo invisible es otra cosa, diferente a ti mismo. Eres tú, todo ello. ¡Ahora mismo!

El problema al que nos enfrentamos la mayoría de nosotros para convertirnos en manifestadores y aprender
a controlar las circunstancias de nuestras vidas es que hemos perdido nuestra capacidad para oscilar entre el
mundo de la forma y el mundo de lo invisible. Imagina que existe una línea que cruza la estancia donde te
encuentras en este momento. Supón que todo lo que se encuentra a la derecha de esa línea representa el mundo de lo visto. A la izquierda de la línea está todo aquello que es la causa de lo que se encuentra a la derecha. El mundo invisible está en la izquierda, y el mundo visible en la derecha.

Cuestiona ahora la creencia de que tú (el conjunto de ti mismo) no puedes entrar en el mundo situado a la
izquierda de la línea imaginaria. Si cruzaras esa línea de vez en cuando, entrarías en el mundo del creador. ¿Se te ha enseñado que el creador es algo que se encuentra fuera de ti mismo?  Si es así, tu mundo interior (el mundo de lo invisible) está lleno de ideas que te prohiben participar en el proceso creativo.

Hay dogmas que consideran que la idea de participar en el proceso creativo es una blasfemia, o una estupidez, o bien tenerse a uno mismo en una consideración demasiado alta. Pero volvamos a la frase inicial de este primer principio y leámosla de nuevo hasta que resuene en tu interior: Dentro de ti mismo existe una
capacidad divina para la manifestación y para atraer todo aquello que necesitas o deseas.

Es incluso más que estar dentro de ti. Eres tú, y tienes que superar tus condicionamientos y darte permiso para entrar en ese mundo. Cruza la línea que separa tu yo físico del yo que es igual de real, solo que invisible. Al superar los obstáculos mentales que te impiden cruzar la línea, tu yo invisible será el billete que te conducirá a la creación en tu vida.

Dr. Wayne W. Dyer

Esto esta extraído del libro del Dr. Wayne W. Dyer Del libro construye tu destino




TU PROPÓSITO DE LA VIDA 




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Añade Aquí tus comentarios